La función distintiva la realizan los signos a través del cumplimiento de tres principios
1. El de la novedad, «en virtud del cual el signo que comienza a utilizarse debe ser distinto de los anteriormente usados por otros competidores, pues de lo contrario en vez de distinción se produciría confusión»;
2. El de la veracidad, conforme al cual «el signo distintivo debe carecer de cualquier indicación que pueda inducir a engaño a la clientela o en general a los terceros que se relacionen con la empresa»;
3. El de la accesoriedad, respecto de la empresa, lo cual significa «que normalmente el signo distintivo no debería transmitirse independientemente de la empresa misma».